Los investigadores de la Unidad de Arqueología de IE estiman que la pieza pudo haberse fabricado hacia los siglos XI ó X antes de Cristo.
La Unidad de Arqueología de IE Universidad dio ayer a conocer una joya de oro de unos 3.000 años de antigüedad descubierta en las excavaciones llevadas a cabo en “Los Azafranales” de Coca. Aunque el hallazgo se produjo hace ya más de una década, en el año 1999, ha sido ahora, tras un largo y cuidadoso estudio de la pieza, cuando los investigadores Juan Francisco Blanco García y Cesáreo Pérez han decidido divulgar el descubrimiento, en un artículo publicado en los ‘Cuadernos de Investigación Oppidum’ (números 6 y 7), que publica IE Universidad.
El hallazgo de esta joya, datada en el denominado ‘Bronce Final Atlántico’ tiene interés por múltiples razones. Por una parte, la pieza se ha conservado completa. Además, los dos autores del estudio defienden que tiene “un indudable origen atlántico”, algo que resulta “extremadamente raro” en yacimientos al sur del Duero, donde no suelen aparecer productos de esa procedencia. Y, por último, el descubrimiento procede de una excavación, algo inusual, ya que las escasas joyas halladas en el valle del Duero de esa época no proceden de actividades arqueológicas controladas.
La joya en sí tiene una longitud de 82 milímetros, una anchura máxima de 49 milímetros y pesa 10,438 gramos. Se trata de una joya compuesta, esto es, resultado del ensamblaje de varios elementos, diez concretamente: dos conos de hilo enrollado, dos clavillos con los que han sido cerrados y rematados decorativamente aquellos, cinco remates y una aguja. Cada uno de ellos ha sido fabricado por separado, con técnicas distintas, para después ser ensamblado. Blanco y Pérez califican el estado de conservación de la pieza como “excelente”, a pesar de estar deformado uno de los conos por golpes o presión.
A pesar de que en Europa no existe una joya exactamente igual a ésta de Coca, Blanco y Pérez creen, después de haberse fijado en un buen número de piezas similares recuperadas en las áreas atlántica, báltica y central, que “se trata de un alfiler que se usó para sujetar ropajes o para fijar algún tipo de prenda textil al pelo”. “Existen muchas posibilidades de que la de Coca fuera una joya femenina”, agregan en el texto de su artículo.
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