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1
Feb

Cada vez menos jóvenes

Written on February 1, 2010 by Rafael Puyol in Arts & Cultures & Societies

Rafael Puyol

Vaya a Google, escribe la palabra joven y encontrará más de 13 millones de resultados. Las voces aluden a sus actitudes, sus creencias, sus hábitos, sus comportamientos, su formación, sus aficiones, sus relaciones, y un sinfín de cosas más. Nada de lo que les es propio carece de tratamiento. Algunas entradas tienen detrás una extensa lista de cuestiones; otras contienen menos títulos, pero apenas si existen análisis que aborden el comportamiento demográfico de los jóvenes, un asunto que no sólo les afecta a ellos, sino a toda la población a la que pertenecen.

La situación demográfica de los jóvenes adquiere gran relevancia en nuestras sociedades y de manera muy especial en la española, que focaliza esta reflexión. Me centraré en la franja de edades de 18 a 25 años, aunque a veces los datos obliguen a utilizar la de 20 a 24 años. Lo primero que se constata es que los jóvenes de esas edades son pocos. En 1991 alcanzaron 5,2 millones debido a la llegada a esta franja de las generaciones del llamado "baby boom" español. Que se alarga de 1957 a 1977. En 2009 sólo eran 4,4 millones por la fuerte caída de la natalidad tras la explosión de nacimientos. Y aún serían menos de no mediar la fuerte inmigración extranjera que ha acumulado en los últimos años casi 800.000 personas de 18 a 25 años, sobre todo de origen rumano, marroquí y latinoamericano (ecuatorianos, bolivianos y colombianos). En esos cuatro millones largos hay más varones que mujeres, ya que aunque entre los jóvenes se mueren más los hombres, la diferencia inicial en el momento del nacimiento (105 varones por cada 100 mujeres) no se ha corregido todavía a los 25 años.


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30
Jan

Españoles en el mundo

Written on January 30, 2010 by Rafael Puyol in Arts & Cultures & Societies

Rafael Puyol

Veo con frecuencia los programas "Españoles y Madrileños por el mundo ". TVE y la Autonómica de Madrid han acertado con un producto interesante y bien hecho. Pero más allá de la posibilidad de viajar a través de la pantalla por lugares distantes y exóticos , las series tienen el valor de reflejar un cambio substantivo en el éxodo de nuestros ciudadanos.

El Padrón de españoles en el exterior (1-1-2009) alcanza casi un millón y medio de compatriotas. En ellos se entremezclan los viejos protagonistas de la España peregrina con los nuevos expatriados de los últimos lustros que los que prioritariamente se asoman por la pantalla y nos cuentan sus experiencias. ¡ Qué lejos queda la etapa de la salida inevitable, la angustia del desamparo, la vida con estrecheces, la soledad, el ahorro imprescindible, el deseo de volver ¡, es decir todo aquello que hoy protagonizan los inmigrantes que recibimos.

Los españoles del éxodo actual son otra cosa. Salen voluntariamente, tienen una preparación mejor, se acomodan bien en sus destinos, viven con holgura y poseen deseos de permanencia. La televisión nos muestra sus casas, sus ocupaciones, sus familias, los lugares que frecuentan y nada de ello tiene que ver con las condiciones de la vieja migración económica por necesidad. Y resulta particularmente notable en estos flujos el carácter emprendedor de muchos emigrantes. Se convierten con facilidad en pequeños y medianos empresarios en sectores industriales o de servicios frecuentemente ligados al comercio o el turismo. Otros, en las antípodas, confiesan haberse ido "por amor" un sentimiento que desconoce el significado de las fronteras. De todo tiene que haber en ese millón y medio de seres que se distribuyen por 160 países con una presencia mayoritaria en las Américas (60%). Manifiestan seguir añorando el país, pero ni siquiera el jamón que se convierte en una seña de identidad de la madre patria, les hace plantearse una vuelta rápida.

27
Nov

Leer

Written on November 27, 2009 by Rafael Puyol in Arts & Cultures & Societies

Rafael Puyol

No tengo datos que permitan dilucidar si los jóvenes de hoy leen más o menos que los de antes. Solo poseo una intuición basada en mi experiencia académica: los chicos y chicas, todos los especímenes, leen mucho menos de lo deseable. Leen poco de todo, libros o periódicos, independientemente del formato. La carencia del leer se asocia con otras insuficiencias de los universitarios.

Son las de hablar bien, la de escribir correctamente y la de saber otros idiomas. Y creo que todas están relacionadas con su insuficiente hábito de lectura. No tienen tiempo para ello. Su mundo se agota en la televisión, la música estridente, los juegos de ordenador o el botellón, esa especie de red social etílica.

El resultado es esa estereotipada sociedad en la que vivimos donde regalar un libro de lectura a un joven se convierte en una extravagancia. Y así nos va porque la falta de lectura propicia los malos resultados que obtenemos en los informes internacionales y favorece el elevado fracaso escolar.

Por ello, iniciativas como la del Ministerio de Educación de lanzar un portal para fomentar la lectura, deben ser bienvenidas. Pero no estoy seguro de que resulten suficientes. Los niños y adolescentes no leerán, si no leen sus padres. Si las familias circunscriben los regalos a sus vástagos a las maquinitas, la ropa fashion, los móviles sofisticados o los videojuegos. Si, en definitiva, en la casa no se compran libros.

Les propongo un plan para estas Navidades. Si el bolsillo se lo permite, no dejen de comprar a sus hijos lo de siempre por superfluo que resulte. Pero este año añadan al lote un libro, dos, tres… o varios. Libros que se puedan leer y que creen dependencia. Les aseguro que no estoy al servicio del gremio de libreros. Simplemente es que no concibo la mejora de nuestro sistema educativo, si el país no es capaz de elevar su nivel de lectura.

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