Presentamos el sugerente trabajo de Tatiana García Maderuelo, alumna del grado de Arquitectura de IE Universidad, sobre la obra de la escultora Cristina Iglesias "Celosía VI".
Con ocasión de la exposición "Escultura española actual 2000-2010"y el ciclo de conferencias del Museo Esteban Vicente, se pidió a los estudiantes que realizaran un trabajo personal sobre cualquier obra que ellos eligieran.
Nos ha gustado especialmente el trabajo de Tatiana por su modo de describir su relación con la pieza de un modo físico y contándonos su experiencia y sensaciones. Además acompaña su trabajo con fotografías de la obra e incluso un pequeño plano donde entendemos mejor la estructura de la obra como espacio laberíntico que nos invita a recorrer.
CELOSIA VI – CRISTINA IGLESIAS
La escultura está situada en la sala del último piso. El acceso a ésta se encuentra centrado, creando unas condiciones de simetría respecto a éste. Las dos únicas esculturas que se encuentran en la sala, se sitúan a ambos lados del eje de simetría. Desde el acceso, girando la vista hacia la derecha, se ve la celosía de cristina iglesias (rodeada por tres de los cuatro muros que forman la sala). No alcanzo a ver la escultura entera. Se ven partes de ésta que me hacen pensar que ocurre algo al otro lado.
Al entrar en la sala lo primero que se me viene a la mente son las celosías árabes, el ver sin ser visto, el misterio, el ocultamiento… pero la curiosidad de cómo será la escultura desde otro punto de vista me hace girar hacia la derecha, revelándose partes y ocultándose otras que antes veía.
Al recorrer la escultura para descubrir como es, me doy cuenta que existen espacios interiores permeables visualmente a través de la celosía. La curiosidad de entrar dentro de ésta me hace ver un intersticio a modo de pasillo o corredor que me conduce a un espacio interior en el que estar. Y poder ver así desde el interior lo que ocurre en el exterior.
Al acercarme a la escultura, es cuando me doy cuenta que la celosía no es metálica, sino que es madera pintada con pintura metalizada, y descubro la sujeción tan frágil de las paredes de la celosía, cambiando así mi sensación de estabilidad de la escultura, sintiendo el peso de la inestabilidad al caminar por el pasillo.