La zona de la tribu de los Conejos es de matorral bajo, plana y extensa, no muy seca en verano. Es la envidia de todo el valle. Cerca de un arroyo vive la tribu de los Conejos. La tribu de los Conejos –como así se denominan ellos- se dedica a la caza, pero tienen prohibido cazar conejos. Los conejos pueden acercarse con tranquilidad a la aldea y nadie los captura ni les hace nada, campean a sus anchas en los alrededores de la aldea o cerca de los patios de las casas. Una vez al año el Conejo Magnífico, que es el título del jefe de la tribu, sale en solemne procesión fuera del recinto de la aldea acompañado de los varones adultos. Una vez fuera grita “¡Al conejo!” y los varones adultos tienen permiso hasta el mediodía para cazar un conejo. El que lo cace será el jefe hasta el próximo verano. Este conejo lo comen los varones adultos en una fiesta formidable y muy divertida donde se danza el Baile del Conejo. Con esta fiesta se celebra el día en que el fundador de la aldea –el Gran Primer Conejo- huyendo de la tribu vecina de los Zorros consiguió no morir de hambre al dar caza a un conejo –el primero que veía en su vida- que es llamado en la aldea el Gran Conejo Primordial. Todo en la aldea de la tribu de los Conejos gira alrededor de los conejos. Los niños que nacen con labio leporino no tienen que trabajar y son mantenidos por sus familias. El saludo entre los miembros de la tribu de los Conejos consiste en fruncir el labio superior y olisquear desde lejos al vecino imitando la actitud de buena voluntad que tienen todos los conejos hacia las personas. Los ancianos piadosos cultivan zanahorias para dárselas a los conejos que se acercan a las lindes de la aldea.
Ahora bien el centro de la vida de la tribu de los Conejos, aquello que configura la forma de la aldea y es el lugar de reunión de todos, es la cueva que está en medio. En esta cueva el Gran Primer Conejo, en agradecimiento por haber sobrevivido había pintado la imagen del Gran Conejo Primordial (vid. imagen). Esta imagen es lo que mantiene en pie el mundo de la tribu de los Conejos, pues siendo la imagen verdadera del Gran Conejo Primordial bendice las cosechas de melones y proporciona la caza abundante (perdices, por supuesto, jamás conejos). Además asegura el buen parto de las mujeres que normalmente es muy numeroso, consecuencia de juguetear con el marido sólo cuando la constelación Conejo aparece en el cielo. Por lo demás el magnánimo Gran Conejo Primordial mantiene alejados de la aldea a los astutos y malolientes vecinos, los Zorros.