Por Santiago Iñiguez de Onzoño, Executive President of IE University
Una de mis citas favoritas, que uso con frecuencia cuando me dirijo a mis alumnos en IE University y a directivos, está sacada de las memorias de Peter Drucker, de cuando asistió a una clase de John Maynard Keynes en la Universidad de Cambridge en 1934. «De pronto, me di cuenta de que Keynes y todos sus brillantes estudiantes de economía estaban interesados en el comportamiento de las mercancías, mientras que yo estaba interesado en el comportamiento de las personas»[i].
Me acuerdo de esta cita cuando me preguntan sobre la esencia de la dirección, el núcleo del liderazgo. Algunas veces, leemos que dirigir está relacionado fundamentalmente con conocer técnicas y conceptos empresariales, con la importancia de interpretar las tendencias macroeconómicas o con leer informes financieros. Sin embargo, yo me siento más identificado con la visión de Drucker sobre la vital importancia de entender a las personas para ser un buen director: a fin de cuentas, dirigir es liderar personas.
Por supuesto que los buenos directivos conocen los principios básicos del negocio, porque lo han aprendido a lo largo de su educación o porque han adquirido ese conocimiento con la práctica. Sin embargo, si nuestro objetivo es destacar como directivo, es mucho mejor aprender de los comportamientos, los ideales y las aspiraciones humanas. Los buenos líderes empresariales del futuro necesitan cultivar estas áreas:
· Conocer profundamente a la gente con la que trabajan y se relacionan, sus preocupaciones y sus inquietudes, sus ambiciones personales y sus circunstancias familiares mejora el perfil directivo. ¿Cuánto tiempo les dedicamos? ¿Sabemos esos aspectos de sus vidas?
· Identificar y retener el talento. Claudio Fernández de Araoz, experto en gestión empresarial, a menudo pregunta en sus ponencias a los directivos cuántos de ellos saben qué es lo fundamental en la selección de talento[ii]: la mayor parte de ellos no han leído ni estudiado los principios básicos de la selección de personal. Tocan de oído cuando deberían ser profesionales.
· Leer literatura, filosofía e historia. Esto puede potenciar el conocimiento de la naturaleza humana, que es fundamental para gestionar personas y para ejercer de líder. Las Humanidades son el mortero que unen el resto de las ciencias y los saberes.
· Mantenerse actualizado y entender que la formación continua es el mejor medio para continuar ser siendo competente y empleable.
Dirigir es una actividad esencialmente humana, no técnica ni reducible -hoy por hoy- a logaritmos: cuanto más sepamos de las personas con las que trabajamos, mejores directores podremos llegar a ser.
Notas
Este es un extracto de mi libro “The New Global Leaders”, que publicará la editorial LID en el próximo mes de Octubre de 2019.
[i]Drucker, P. F. 1993. The Ecological Vision, pp. 75-76. Piscataway, NJ: Transaction Publishers.
[ii]Fernández de Araoz, C. 2014. It’s Not the How or the What but the Who: Succeed by Surrounding Yourself with the Best, p. 23. Boston: Harvard Business Review Press.
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