El gobernador republicano de Kentucky Matt Bervin sugirió el pasado enero que los estudiantes de la carrera de literatura francesa no deberían recibir becas del estado. Bervin argumentó que los alumnos de las llamadas liberal arts (en España los grados de letras) ya no encajan en el mercado laboral, no contribuyen al crecimiento de la economía y, por ello, los ciudadanos no tienen por qué pagar esa formación con sus impuestos.
La cruzada contra las humanidades en Europa no ha llegado a ese punto, pero hace tiempo que se les asigna un papel secundario. Diferentes organismos advierten desde hace años de la necesidad de formar a más estudiantes en lasespecialidades STEM (graduados en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas). La semana pasada la comisaria belga de empleo, Marianne Thyssen, denunciaba que en un continente con más de 20 millones de parados no es admisible que el 40% de las empresas no encuentren trabajadores con habilidades para innovar.
Sin embargo, instituciones decanas en la formación de perfiles técnicos, como el Massachusetts Institute of Technology (MIT), señalan que muchos de los proyectos de ingeniería fallan porque no tienen en cuenta lo suficiente el contexto cultural. Por eso, sus alumnos están obligados a dedicar el 25% de sus horas de clase a asignaturas como literatura, idiomas, economía, música o historia. En una entrevista al diario Boston Globe en 2014, Deborah K. Fitzgerald, decana de la escuela de humanidades del MIT, explicaba que todos los restos que debe resolver la ingeniería, desde el cambio climático a las enfermedades o la pobreza, están ligados a realidades humanas.
Por primera vez en España, dos universidades han fusionado las ciencias y las humanidades en una carrera de cuatro años. La idea es formar a profesionales que puedan responder a los retos tecnológicos sin descuidar los conocimientos humanísticos. La última universidad en hacerlo ha sido la privada IE University que a partir de septiembre ofrecerá el Grado en Gestión de Sistemas de Información, o como ellos lo definen, un programa en tecnología e innovación para crear el futuro digital. “Detectamos una brecha entre lo que necesitan las compañías y lo que proporciona el mundo académico”, explica Lee Newman, decano de la Escuela de Ciencias Humanas y Tecnología de IE University. “El entendimiento del ser humano y sus hábitos es clave para diseñar nuevos productos y servicios. El reto es aplicar la tecnología con sentido humanístico”
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