Por Rafael Puyol, Vicepresidente de Fundación IE
Francisco Candel publicó en 1965 “Els altres catalans” un trabajo sociológico sobre los inmigrantes en Cataluña provenientes del resto de España, de cuyo título soy deudor con el enunciado de mi columna. Parece que la inmigración de extranjeros ha crecido en el primer semestre del 2015, recuperando una situación perdida en 2009. Y, sin embargo, el número de foráneos viviendo en el país bajó en el mismo periodo. ¿Qué explica esta aparente paradoja? La respuesta está en las nacionalizaciones, que reducen los extranjeros pese a recibir más inmigrantes. Los otros españoles son nacionalizados que diversifican la composición étnica y social del país.
¿Cuántos son? ¿Quiénes son? ¿Dónde viven? Entre el 2013 y la mitad de este 2015 se nacionalizaron casi 500.000 personas, la mayoría de las cuales lo hicieron por residencia, es decir, por permanecer en España 10 años de forma legal. El otro 20% lo hicieron básicamente por opción, una modalidad utilizable por aquellas personas cuyo padre o madre son españoles nacido en España.
Entre los nacionalizados hay más mujeres (53%) que hombres y la mayor parte son adultos-jóvenes entre 30 y 39 años que se establecen sobre todo en Cataluña o Madrid. Por nacionalidades, la mayoría son marroquíes o de países iberoamericanos, que colocan 14 procedencias entre las 20 primeras. En cambio, China, aunque sea el quinto país que suministra más extranjeros, apenas tiene nacionalizados.
Estos son algunos de los rasgos de los “nuevos” españoles que, salvo los marroquíes y algunos africanos y asiáticos, son de origen hispanoamericano; es decir, personas que hablan nuestro idioma, tiene una cultura semejante y unas costumbres parecidas. Pero lo importante de este proceso es que independientemente de su origen, la inmensa multitud de los nacionalizados tienen un elevado grado de integración en nuestra sociedad. Los otros españoles son tan españoles como los demás y no cabe esperar de ellos comportamientos disonantes con nuestras leyes y costumbres. Creo que es un buen comienzo para un país que va a necesitar más inmigrantes cuando la situación económica se apacigüe. La demografía no va a dar otra solución alternativa
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