Por Rafael Puyol, Vicepresidente de Fundación IE
Cada vez hay más gente que ante los resultados de las últimas elecciones en Madrid posee un triple sentimiento de duda, preocupación y miedo. La duda la tienen algunos votantes socialistas, que ven como su apoyo se transforma en un acuerdo con una fuerza con la que no todos se sienten identificados. Para este viaje no eran necesarias tales alforjas, piensan. Y es que el Partido Socialista es un partido serio y experimentado que debería medir mejor sus alianzas.
La preocupación se deriva de los comportamientos previos de algunos concejales. Muchos no se sienten completamente tranquilos ante ediles que han manifestado actitudes discriminatorias y agresivas contra judíos, víctimas del terrorismo, ministros o personas pertenecientes a un determinado credo religioso. Las manifestaciones son de por sí reprobables y máxime cuando se intentan justificar como un acto de libertad de expresión. No se puede permitir que bajo este principio sagrado se agreda verbal o moralmente a los demás.
El miedo surge por la incertidumbre ante las actitudes futuras de personas que hasta ahora sólo han demostrado inmadurez y falta de sensibilidad con las ideas del prójimo. Que vayan en bicicleta al trabajo es un acto un tanto demagógico, pero no preocupante. Que los ediles se descorbaten y descamisen puede ser poco respetuoso, pero no va más allá de lo que entendamos por textilmente incorrecto.
Lo que a la gente le da miedo es lo que estos señores/as vayan a hacer con los inmuebles, con los impuestos, con los centros educativos, en una palabra, con las propiedades y las creencias de la gente que no piensa como ellos, que son la mayoría de los ciudadanos.
Siempre he sido educado en el respeto a las minorías. Ahora de lo que se trata es que las minorías, en el poder, tengan respeto a las mayorías que no comparten su ideario político y su política social. A esas mayorías de españoles que creen en la Monarquía, defienden la economía de mercado, respetan la religión de los demás o apuestan por la convivencia de lo público y lo privado.
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