Por Rafael Puyol, Vicepresidente de Fundación IE
“Sra. voy a limpiar el salón ¿Qué hago con el Señor?” Esta anécdota refleja la situación de envejecimiento pasivo que afecta a muchos de nuestros jubilados para los que la salida de trabajo, deseada o no, se convierte en una entrada a la inactividad generadora frecuentemente de insatisfacción cuando no de frustración.
El envejecimiento, ya lo sabemos es interno y creciente y está considerado la mayoría de las veces como un problema de consecuencias muy negativas. Pero yo creo que hay que enfatizar sus aspectos positivos y sus posibilidades. Envejecer es, ante todo, una conquista social. Hoy vivimos muchos más años, y bastantes más en unas condiciones razonables de salud. Quizás por ello el alargamiento de la vida produce en realidad un rejuvenecimiento de la población: más personas son más jóvenes durante más años y por lo tanto útiles para el desempeño de una actividad durante más tiempo. Y esa es una tendencia a la que no estamos sacando partido.
Nos preocupamos por los problemas económicos y sanitarios que va a producir el envejecimiento y eso está bien porque no van a ser baladíes. Pero quizás deberíamos preocuparnos también por los beneficios que la multiplicación de los mayores puede ofrecer propiciando un envejecimiento más activo.
¡Son tantas las cosas que los “seniors” pueden aportar! Pronto habrá que alargar la edad legal de 67 años y llevarla por lo menos hasta los 70 con condiciones que pueden suavizarse mediante reducciones de jornada o cambio razonable de cometido. Pero después de la jubilación queda todavía un largo periodo en el que la actividad voluntaria es sumamente útil. Los “seniors” pueden ser excelentes maestros, eficaces mentores y valiosos asesores de personas jóvenes que encuentran en ellos la formación que les falta. Hay muchos ejemplos de instituciones de mayores-jóvenes que realizan esta encomiable labor. Una de ellas es SECOT por cuya escuela de emprendedores han pasado cientos de alumnos que ha recibido la enseñanza y la asesoría de personas competentes y eficaces que no desean envejecer de forma pasiva. SECOT y otras instituciones semejantes son instrumentos insustituibles de cooperación intergeneracional que es preciso apoyar.
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