¿Se han preguntado ustedes por qué los representantes de los partidos políticos fueron capaces de ponerse de acuerdo para definir el texto inicial de nuestra Constitución y ahora no logran el consenso necesario ni para establecer una norma pactada de tanta trascendencia social como la regulación de los desahucios? ¿Qué ha pasado en España desde que se aprobó la Carta Magna hasta estos convulsos tiempos que vivimos? Mi opinión es que la clase política ha ido creciendo en cantidad y sin embargo ha ido perdiendo calidad, sea dicho con todo respeto.
Y eso, a su vez, se puede explicar, al menos, por dos razones .Una el desembarco demasiado temprano en la actividad política. Hay muchas personas que llegan muy pronto al servicio público con una formación escasa y una preparación inadecuada. Y si una buena formación es importante para todos los profesionales también lo debería ser para los políticos. La segunda razón es la perdurabilidad de la carrera política que hace que muchos representantes no se planteen hacer otra cosa en la vida y extremen sus posiciones para permanecer en el machito, no sea que una hipotética vocación de consenso, acabe demasiado pronto con su trayectoria. La “profesionalización” de los políticos es inevitable, pero plantea el problema de que esa condición cuasi vitalicia convierta en rutinaria y poco eficiente la tarea de algunos. Para evitarlo deberíamos crear una especie de Agencia de Evaluación Política (AEP), similar a las que existen para otras profesiones, a la que todos los representantes deberían someterse cada cuatro años para acreditar su actividad. ¿Usted qué ha hecho por este país y por sus gentes en su mandato? ¿Qué iniciativas ha promovido? De tal manera que si pasa el examen puede continuar y si no se va a su casa. ¿A que no nos iría mal?
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