30
Apr

El arte callejero pinta el futuro de Lisboa

Written on April 30, 2012 by Banafsheh Farhangmehr in Arts & Cultures & Societies

La colaboración entre el Ayuntamiento de la capital lusa y los grafiteros hace de la ciudad una ruta obligada para los amantes de esta pintura

Todo el que pasa por la avenida Fontes Pereira de Melo, una vía urbana céntrica situada en el corazón más bullicioso de Lisboa, se queda boquiabierto ante tres edificios antiguos vacíos y abandonados, de cuatro plantas, cuyas fachadas están pintadas de arriba abajo con la técnica de los grafitis callejeros. En 2008, el Ayuntamiento de la capital lusa convocó a varios de los más afamados artistas callejeros del mundo y les ofreció la posibilidad de dibujar a lo grande. El italiano Blu pintó a un tipo coronado chupando por una pajita el zumo de un mundo que se deshace; Los Gemelos, una pareja de hermanos brasileños, prefirieron hacer la figura de un enmascarado apuntando con un tirachinas… Fue el principio. Desde entonces, Lisboa se ha convertido en el paraíso del pintor de botes de espray adicto a dibujar en la calle. Es inevitable recorrer esta ciudad sorprendente y no toparse con verdaderos cuadros inmensos, figurativos o no, de insultantes colores, adornando o tapando la cochambre de tanto edificio abandonado y echado a perder.

Uno de los mejores grafiteros portugueses, Ram, de 38 años, poseedor de un estilo propio que consigue a base de perforar la lata de pintura y pintar a través del agujero, explica esta eclosión: “Hay una suerte de colaboración entre el Ayuntamiento y nosotros que se ha mantenido: ellos nos llaman y nos dicen ahí podeis pintar y nosotros hacemos caso”. A Ram le gusta pintar fachadas de edificios vacíos con permiso municipal con esa técnica suya tan parecida al abstracto puro. Pero también, a veces, obedece a un impulso ciego y se introduce deextranjis en fábricas abandonadas de los alrededores de Lisboa o Sintra y pinta las columnas metálicas o las paredes interiores, sin que nadie le vea, sin que nadie lo vea. Después, cuando ha terminado, hace fotos y las cuelga en Internet para dejar testimonio porque sabe que todo arte callejero es, por naturaleza, efímero y que su supervivencia depende de mil circunstancias incontrolables: “Hace meses pinté por dentro de una fábrica que ahora es un almacén de productos importados chinos. Las pinturas desaparecieron, claro”.

Continue reading in El País

Comments

No comments yet.

Leave a Comment

*

We use both our own and third-party cookies to enhance our services and to offer you the content that most suits your preferences by analysing your browsing habits. Your continued use of the site means that you accept these cookies. You may change your settings and obtain more information here. Accept