Por Rafael Puyol, Profesor de IE School of Arts & Humanities
Amediados de los 90 comenzó en España una etapa de recuperación demográfica que ha durado poco más de una década. La población creció debido sobre todo a la presencia de inmigrantes que contribuyeron igualmente a la recuperación de la natalidad. Pero desde hace tres años y no solo debido a la crisis, las cosas han empezado a cambiar de nuevo y todo parece indicar que la situación va a mantenerse en el futuro. Así lo indica la última proyección del INE que con horizonte 2021 acaba de aparecer. Es la crónica de una evolución a medio plazo que las últimas tendencias nos hacían prever. De esta manera si los cambios se mantienen, España tendrá menos habitantes dentro de 10 años que ahora. Seremos menos porque nacerán menos niños, morirán más personas y mantendremos un balance negativo de las migraciones. La cifra de medio millón de habitantes que vamos a perder no es importante. Lo significativo es el cambio de tendencia que probablemente se va a mantener más allá de la fecha de la proyección y sobre todo la intensificación del envejecimiento y la tendencia al alza de la tasa de dependencia que crecerá 8 puntos hasta el año 2021.Esto significa que habrá menos trabajadores y más retirados y que el pago de las pensiones y otros gastos sociales se hará cada vez más difícil. No es malo vivir más años y así va a ocurrir en el futuro. Pero el envejecimiento,aunque positivo, no es un fenómeno neutro y sus consecuencias deben ser enfrentadas con tiempo. Las proyecciones demográficas no son simples juegos intelectuales. Constituyen una advertencia seria acerca de la necesidad de organizar el futuro. No es fácil cambiar las tendencias de la población. Podemos suavizar sus efectos. Pero sobre todo lo que debemos hacer es enfrentarlas con las políticas económicas y sociales adecuadas.
Como fue publicado en ABC
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