Por Rafael Puyol, Profesor de IE School of Arts & Humanities
El “Population Reference Bureau “, un organismo estadounidense contiene en su página web un reloj demográfico que ofrece constantemente los habitantes que hay en el mundo: 128 personas más cada minuto, 228000 más cada día y 83 millones más cada año Son cifras importantes que podrían inducir a pensar que mantenemos la situación de fuerte explosión demográfica de los años 60 y 70 del siglo pasado. Pero las cosas ya no son como eran ,ni serán como se preveía hace medio siglo.
El tic-tac del reloj señalaba ayer a las 12 ,6954712957 personas sobre la tierra, una estimación de un volumen real muy difícil de calcular y con un margen de error de más-menos 200 millones (3% ).Lo que si sabemos es que a lo largo de este 2011 se rebasará la cifra de 7000 millones y que después seguiremos creciendo hasta superar en 2050 los 9000 millones. Ciertamente la cantidad abruma y suscita dudas sobre si el planeta va a poder suministrar los recursos necesarios para sostener una masa humana tan ingente. El tema provoca una cierta preocupación que debe enfrentarse con sensatez y una perspectiva de la evolución demográfica. Porque no todo el mundo sabe que la fase álgida del crecimiento ha pasado ya y que las proyecciones para el 2050 dan una población de 3000 millones menos que las realizadas hace medio siglo. Crecemos menos debido a una cuasi generalizada caída de la fecundidad y un aumento de la mortalidad en ciertas áreas debido a la epidemia del SIDA.
Los problemas relacionados con la producción y sobre todo con el reparto de los recursos hay que considerarlos a la luz de los nuevos datos, lo cual no significa que no debamos enfrentar con tiempo, decisión y justicia el reto de alimentar, educar, cuidar, dar trabajo, y asistir en la vejez a una población tan numerosa, la mayoría de la cual aspira a una vida mejor.
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