¿Por qué Monet? Monet en el Museo Thyssen, Madrid y en la Gagosian Gallery, Nueva York.
Coinciden ahora mismo dos maravillosas exposiciones de la obra de Claude Monet, una en Madrid y otra en Nueva York. El Museo Thyssen se centra en la comparación visual entre las obras de Monet y posteriores pintores, ya dentro de la abstracción, que declararon su admiración por el maestro impresionista. http://www.museothyssen.org/microsites/exposiciones/2010/Monet-y-la-abstraccion/index.html
La exposición de la Gagosian está dedicada por completo a Monet y las pinturas de su jardín de Giverny. http://www.gagosian.com/exhibitions/2010-05-01_claude-monet/
¿Por qué este repentino interés en un pintor de finales del s.XIX y principios del XX que al final de su vida se dedica por completo a pintar algo tan convencional como un jardín?
Para contestar a esta pregunta es necesario ir más allá del tema y fijarnos en algo tan básico como la materia de la pintura y el modo de pintar. Monet rompe las normas del género del paisaje: el tamaño de sus lienzos se va haciendo mayor al igual que su pincelada, no hay dibujo, no existen bordes ni centro ni horizonte. En otras palabras, nos hace dudar sobre la separación entre el espacio del cuadro y nuestro espacio, como si la pintura fuera en sí misma el estanque de Giverny y nos envolviera al contemplarlo. Él hablaba de su interés por conseguir "la ilusión de un todo sin fin, de una onda sin horizonte y sin orilla".
En los años 20, este viejo maestro seguía pintando aunque otros artistas jóvenes no le prestaban atención con las novedades de las vanguardias como el cubismo o el surrealismo. Sin embargo más tarde, a partir de los años 50, su taller y jardines de Giverny se convertirían en un centro de peregrinación para los nuevos artistas abstractos. Se trata de un cambio completamente lógico, fijémonos en la exposición de la Thyssen donde podemos ver de cerca la pincelada completamente libre de Monet al lado de la de artistas como De Kooning, Twombly o Joan Mitchell. Todos ellos comparten la idea de la pintura como algo que se experimenta y no algo que se mira desde fuera, Monet decía: "Mi pintura cambiará tu realidad".
Cambiemos nuestra realidad, al menos la artística, y cerremos nuestro itinerario global Monet en París en el Musée de l'Orangerie. http://www.musee-orangerie.fr/homes/home_id25184_u1l2.htm
El artista donó al estado francés su serie de Las Ninfeas, lienzos de gran formato en los que pintaba los nenúfares de su estanque en Giverny. Él mismo eligió estos antiguos invernaderos de naranjos para sus enormes paneles. Es un formato elíptico, en dos salas, de modo que los espectadores deambulan por un recorrido impreciso del mismo modo que Monet diseñó Giverny para que se deambule sin un fin concreto disfrutando del jardín y a la vez de los reflejos en el estanque. El artista habla de haber cambiado de opinión en cuanto al diseño de este espacio "del círculo al óvalo, y después a una doble elipse que dibuja el símbolo del infinito".
La idea del arte como una experiencia infinita, total y envolvente, sin un principio y un fin claro, continúa dando sus frutos. En esta senda se encuentran Mark Rothko con su capilla en los años 60 o las primeras instalaciones artísticas de los años 70 con artistas de la luz y del color como Irwin o Turrell. E incluso en propuestas de artistas actuales como Olafur Eliasson o Anish Kapoor seguimos viendo la huella de Monet y de un nuevo modo de ver que nos hace cuestionar nuestras certezas y aceptar la innovación de experimentar sensaciones más que apreciar un convencional parecido con la realidad.
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