Rafael Puyol

Tenemos días mundiales para casi todo. Existe el día del padre, de la madre, de los abuelos y hasta de las cuñadas. Pero si hay un día mundial de todos, ese es el día mundial de la población que se celebra cada año el 11 de julio para recordar que dos años antes, en torno a esa fecha, la población del planeta alcanzó los 5.000 millones de seres. Casi 20 años después ya somos 6.700 millones…..y seguimos subiendo hacia un volumen que se estima llegará en el 2050 a nueve mil millones. Ya no crecemos como antes, ni tenemos los mismos comportamientos ante la vida y la muerte. Pero nos queda un largo camino para lograr la erradicación de las fuertes desigualdades que hoy asolan el planeta. El día mundial de la población busca crear una conciencia global sobre la importancia de los problemas demográficos y su influencia en los niveles de bienestar de cada país con la finalidad de encontrar soluciones a los desajustes y promover un desarrollo sostenible a escala internacional. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) menciona los campos donde se deben librar las batallas principales y que incluyen la regulación de la fecundidad, la mejora de la salud y particularmente la lucha contra ciertas pandemias mortíferas como el SIDA, la búsqueda de la equidad entre hombres y mujeres, la erradicación de cualquier clase de discriminación, una educación y un trabajo digno para todos y el establecimiento de un ordenamiento justo sobre los movimientos migratorios internacionales que caracterizan esta segunda etapa de la globalización.

El futuro es de esos más de 1.500 millones de jóvenes que tienen entre 10 y 25 años, pero no debemos olvidar a los jóvenes de ayer que hoy han llegado a viejos y a los que es preciso ofrecer un futuro igualmente digno. El día mundial de la población no se olvida de nadie, recuerda a todos en una especie de onomástica sin fronteras.