Lean Vds. el comentario a mi anterior post de Miguel Herrero. ¿Están indignados verdad? Es comprensible. Vds., gente sabia, encuentran mis posts chispeantes y llenos de verdades-faro, los posts de Miguel, aunque interesantes llenos de oscuridades órficas. Bien quiero alimentar su indignación replicando al comentario de Miguel. Ad Michaelem.
La verdad se dice de muchas maneras, como todo (vamos, tó ón). Pero fundamentalmente y en un sentido general (aunque fundamental y general sean dos cosas distintas) la verdad es adaequatio rei et intellectus, la adecuación del entendimiento y la cosa. Cuando en nuestra mente está el contorno, la forma precisa de una cosa, la manera en que una cosa realmente es, entonces poseemos una verdad. Si tengo en mente la proposición "el gato está sobre la alfombra" y realmente el gato está sobre la alfombra, entonces "el gato está sobre la alfombra" es una proposición verdadera. Basta con quitarle las comillas al la frase –esto lo dijo un tipo que se llama Tarski- y ver si es así el asunto para ver si decimos la verdad o no. Basta con ver si las cosas son así o no para ver si decimos algo verdadero. Cualquier verdad, cualquier tipo de verdad, es comprobable. Las verdades comprobables no existen, porque basta ver si me adecuo, si mi entendimiento se adecua a la cosa, para ver si poseo la verdad o no. Otra cosa es el procedimiento que yo use para comprobar la verdad, y ahí viene la naturaleza de tipos de verdades muy curiosas como son la axiomática o la dogmática, axiomas y dogmas.
Dejemos los axiomas para otro día. Vayamos con los dogmas. Miguel Herrero tiene razón, normalmente la tradición occidental identifica "dogma" con verdad no demostrable por la ciencia o por procedimientos científicos. Para apoyar la tesis de Miguel cito a una autoridad en cuestiones de dogma, Sto. Tomás de Aquino, que dice:
Los infieles ignoran cuanto concierne a la fe: no tienen ni evidencia ni ciencia de estas cosas en sí mismas, y desconocen también que esas realidades sean creíbles. Los fieles, sin embargo, tienen conocimiento de esas cosas no por demostración, sino en cuanto que, por la luz de la fe, ven que deben ser creídas, como hemos expuesto (Tomás de Aquino, ST, II-IIae, q.1 a.5 ad 1).
De donde se deduce que los dogmas –en este caso dogmas de Fé- no se conocen por demostración. Y es verdad, no se conocen por demostración. Se conocen en virtud de la autoridad de quien los emite. Lo que significa esto es que el procedimiento epistemológico que uso para llegar a su conocimiento es que el canal por el que me viene es un canal que me impone aceptar la verdad de lo que me diga, me lo creo y punto. Esto no significa que no sea comprobable. Lo es, aún sabiendo que el resultado será positivo, claro está.
¿Qué procedimientos tengo para comprobarlos? Muchos. Uno es el tiempo. Cuando me muera veré y conoceré y comprobaré muchas cosas que ahora creo de modo dogmático. Otro es ver la naturaleza del canal que ahora me trae a la creencia el dogma, ¿es una fuente fiable? Aquí empezamos con la Epistemología del Testimonio. Si quien da testimonio es fiable, tengo todas las de ganar si doy por verdadero su testimonio, comprobando así la verdad de lo que dice. Así conocemos un montón de cosas y no sólo dogmas. Por ejemplo, ¿sabe Miguel si Kirk y Raven en realidad no le engañan inventándose algunos fragmentos pitagóricos? Lo sabe perfectamente, quiero decir, sabe perfectamente que es así que no le engañan y que su testimonio es verdadero, no se inventan nada. Kirk y Raven són fiables (ay, muy a mi pesar). No veo problema en que el mismo procedimiento se aplique para el dogma.
Lo especial del dogma es que se comprueba luego y que ahora NO hay necesidad de comprobarlo, pero no que sea incomprobable. Es objeto de creencia y no de ciencia, como dice Sto. Tomás, pero eso no significa que sea algo incomprobable, que no se adecúe a la naturaleza de las cosas y que no pueda ver en algún momento de mi vida epistemológica si las cosas so así o no. Si hay algo que no puedo ver o comprobar en algún momento de mi vida epistemológica, por ejemplo, "cualquier frustración actual con respecto a la mujer le viene al varón por su no asumido síndrome de Edipo" (típico dogma –sic- del Psicoanálisis) entonces es que es un timo.
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