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May

Haizam Amirah Fernández

Investigador principal para el Mediterráneo y Mundo Árabe del Real Instituto Elcano, y profesor de Estudios Árabes y Relaciones Internacionales (IE School of Arts and Humanities)

 

Este artículo se publicó originalmente en la revista Culturas, no. 2 (monográfico sobre la juventud en el mundo árabe), septiembre 2008. El autor agradece a la Fundación Tres Culturas, con sede en Sevilla, la autorización para reproducirlo aquí.

 

Percepciones, actitudes y estereotipos

Algunos estudios recientes, basados en encuestas de opinión pública, están tratando de examinar la relación que existe entre las orientaciones religiosas y la cultura política de los musulmanes. El más destacado de ellos es el llevado a cabo por la empresa Gallup a lo largo de seis años de investigación y mediante decenas de miles de entrevistas en 35 países con mayoría de población musulmana. Los resultados, publicados en 2007, están recogidos en el libro titulado Who Speaks for Islam? What a Billion Muslims Really Think (¿Quién habla en nombre del islam? Lo que mil millones de musulmanes realmente piensan). El análisis de los mismos, realizado por John Esposito y Dalia Mogahed, invita a la reflexión y contradice numerosas ideas preconcebidas sobre el islam y los musulmanes.

Los datos de esta macroencuesta reflejan que una mayor religiosidad no produce necesariamente actitudes políticas autoritarias en lo que al sistema de gobierno se refiere. De hecho, existe una correlación entre la intensidad de los sentimientos religiosos y el deseo de alcanzar mayores niveles de justicia y progreso, tanto político como económico. La mayoría de los encuestados dijeron darle mucha importancia a "tener una rica vida religiosa y espiritual, así como un gobierno democráticamente elegido". Los datos demuestran que las personas que apoyan a partidos o movimientos islamistas no ven ninguna contradicción entre su deseo de que los políticos tengan que rendir cuentas por su gestión y su apoyo a los islamistas.

Una mayoría importante de los encuestados –más entre los musulmanes no árabes que entre los musulmanes árabes– se muestran favorables a que las mujeres tengan un mayor grado de autonomía e igualdad de derechos. Para un 85% de iraníes; cerca del 90% de indonesios, bengalíes, turcos y libaneses; 77% de paquistaníes; 61% de saudíes y 57% de egipcios y jordanos las mujeres deberían disfrutar de los mismos derechos jurídicos que los hombres. Al ser preguntados sobre si las mujeres deberían poder desempeñar cualquier trabajo fuera del hogar para el que estuvieran cualificadas, cerca del 90% de malasios, mauritanos y libaneses; 86% de turcos; 85% de egipcios; 82% de marroquíes; 79% de iraníes; 69% de saudíes y 61% de jordanos respondieron afirmativamente.

Asimismo, un resultado importante de la macroencuesta de Gallup es la constatación de que existe un gran apoyo entre varones y mujeres a la aplicación de la sharía. Mientras que la sharía es presentada en medios de comunicación occidentales como una ley divina que legitima la opresión de la mujer y otras atrocidades medievales, son muchos los musulmanes que ven en la sharía una fuente de justicia frente a la tiranía y la arbitrariedad. Para numerosas personas que viven en sistemas autoritarios profundamente corruptos, la sharía no representa un sistema sexista y cruel, sino que es la versión islámica de lo que en Occidente se considera como el principio de justicia política más preciado: el imperio de la Ley.

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