Macarena Ventosa
Hablamos de Humanidades y dentro del campo de las artes me gustaría hablar de la olvidada danza moderna, o no tan moderna a estas alturas. Se trata de un arte curioso: hay poca bibliografía, hasta recientemente no se han podido conservar registros de las obras del pasado y produce fuertes reacciones al estar relacionados nuestros cuerpos de un modo muy directo.
Me encantaría saber vuestra opinión sobre este pequeño fragmento de Café Müller (1978), de la consagrada coreógrafa alemana Pina Bausch, la que aparece bailando es ella misma.
El pasado mes de septiembre se representó por primera vez en Liceo de Barcelona, donde fue acogida por el clásico público de la Opera con silbidos y abucheos tal y como nos cuenta el crítico de El País http://www.elpais.com/articulo/cataluna/Silbidos/leyenda/elpepiespcat/20080911elpcat_24/Tes
No es algo nuevo, recuerdo haber asistido a una representación suya de Nelken (Claveles) en el Teatro Real de Madrid en la que ocurrió exactamente lo mismo.
¿Cómo es posible que coreografías de hace casi 40 años sigan despertando semejantes reacciones? Lo siento por los bailarines, aunque por otro lado demuestra la fuerza que sigue teniendo. Naturalmente, está relacionado con los lugares de representación y un cierto tipo de público que continua entendiendo como danza tan sólo el ballet clásico con tutús. Es curioso como en otro tipo de teatros y con un público menos conservador, las entradas se agotan muchísimo antes de la representación. A mí personalmente me parece una maravilla y siempre que puedo voy a verles.
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