Hace pocos días, en una entrega de premios de una entidad financiera, asistí a una manifestación airada de estudiantes, posicionados en contra de la aplicación del nuevo sistema de Bolonia, que gritaban: "fuera empresas de la Universidad"; "no a la mercantilización y privatización de la Universidad". Las protestas no son nuevas, pero ahora que se acerca el plazo final para poner en marcha el sistema, parecen arreciar.
Yo creo que los estudiantes tienen razón cuando afirman que han participado poco en la confección de los nuevos productos bolonios, pero no la tienen cuando algunos grupos, ciertamente no muy numerosos, descalifican el modelo con argumentos antiempresariales y censuran una presunta mercantilización de la enseñanza superior. En ningún país de los que ya se han adaptado a Bolonia se ha producido una situación de este tipo.
Así pues ,mi opinión, otras veces expresada, es que Bolonia es una buena oportunidad para mejorar la Universidad y la formación de los alumnos. Con Bolonia van a tener la oportunidad de realizar nuevos estudios y de una forma en la que adquirirán más protagonismo. Podrán asimilar, además de los contenidos, destrezas, capacidades y valores que aumentarán su empleabilidad. Dispondrán de mayores oportunidades para moverse entre titulaciones y universidades de dentro y fuera de nuestras fronteras. Recibirán una formación más práctica y, si las cosas se hacen bien, de mayor calidad. ¿Dónde está el problema? Ciertamente no lo veo en ese mayor acercamiento entre Universidad y Empresa. Todo lo contrario. Necesitamos una sintonía más intensa entre Universidad y Empresa porque son muchas las ayudas que ésta última pueden prestar a instituciones siempre menesterosas de una mayor financiación.
Nos pueden ofrecer ámbitos para las prácticas, prestar a sus profesionales o favorecer el desarrollo de proyectos de investigación. Pero no lo harán si no somos capaces de mejorar la calidad de la enseñanza y la investigación que ofrecemos. Si no somos competentes para ofrecer una mayor eficiencia y una mayor eficacia. Por ello, frente a la exclusión, permítanme que exprese el contrapunto con este otro grito alternativo: "Más empresas en la Universidad".
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