Hace ya muchos años que aquella imagen de Madrid como ciudad burocrática y poco productiva quedó en el baúl de los recuerdos. El estereotipo no respondió nunca a la realidad, pero si ser la capital de un estado muy centralizado le pudo crear mala fama, ahora que sólo es cabeza de una pujante autonomía, trasciende los límites del país, para convertirse en ciudad global.
Siempre pensé que la vieja invocación "de Madrid al cielo" definía el tránsito como una liberación de las penurias de la vida ciudadana madrileña. Sin embargo, las cosas han experimentado un giro copernicano. Según el estudio Merco Ciudad sobre 78 localidades españolas (9.000 encuestas), Madrid encabeza el "ranking y es la preferida para estudiar, trabajar y hacer negocios. Lo es también para divertirse, aunque aventajada por Barcelona para vivir y visitar. Tras estas dos grandes ciudades se clasifican Valencia, Zaragoza, Bilbao, Sevilla o Málaga.
No es tan malo vivir en Barcelona, Madrid o Valencia. Así lo consideran los 100 expertos encuestados que establecen su clasificación en base a criterios como la gestión municipal, la competitividad de la ciudad o la sostenibilidad. Esa buena imagen de las ciudades grandes, la ofrecen sobre todo ciudadanos externos. La mejor opinión sobre la ciudad donde viven los propios encuestados da los mejores resultados para ciudades de menor tamaño como Gijón, San Sebastián o La Coruña.
Nadie como los madrileños para conocer las dificultades que supone vivir en una ciudad como la nuestra. Pero ya ven. Desde fuera nos reconocen, nos valoran y hasta nos quieren.
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