Parece que la crisis también ha influido en la evolución de los divorcios en España. Desde que en 2005 se aprobó el llamado divorcio express y a lo largo de ese año y el siguiente se produjeron dos hechos relevantes. Ante todo, un cambio significativo en el origen de las rupturas matrimoniales. Antes de la Ley predominaban claramente las separaciones, pero después se imponen rotundamente los divorcios.
Además en el 2005 y 2006 hubo un crecimiento espectacular de éstos últimos pasando de 51.000 en 2004 a 127.000 en 2006.
Todo anunciaba una evolución al alza, pero en 2007 las rupturas matrimoniales descendieron casi un 6%. Es verdad que la tendencia a la baja afectó sobre todo a las separaciones, pero también redujo ligeramente los divorcios, ahora más fáciles que nunca debido a que no exige separación previa y al cese de la obligatoriedad de alegar una causa para solicitarlo.
Sin duda el ciclo de divorcios queridos y no realizados durante años no se ha cerrado aún, por lo que el divorcio antes de alcanzar una velocidad de crucero "normal", se ha movido en cifras altas. De ahí que la disminución, aunque sea pequeña, resulta relevante. Es cierto que no ha terminado de resolverse el tema de la custodia compartida que vuelve a ser objeto de controversia.
Pero las razones de la caída tienen mucho más que ver con la crisis que con otras razones. En tiempos de "turbación" el posible desencadenante matrimonial no se traduce en "mudanza".
El divorcio express se puede obtener por poco menos de 600€, pero genera gastos, especialmente en el caso de las familias que, cuando se rompen, tiene hijos. El pago del cuidado y la educación de los niños, el de la hipoteca, que no entiende de rupturas matrimoniales, o el de un nuevo domicilio para el cónyuge que se ha ido de casa, normalmente el marido, genera desembolsos difíciles de afrontar.
El divorcio se aplaza y la familia se vuelve a convertir en una institución refugio que soporta mejor esos aires difíciles de los tiempos que corren.
Comments