Siguiendo al estela de Miguel Herrero, se me ocurría hablar también de etiquetas. Nosotros conocemos el mundo etiquetándolo, categorizándolo, identificando clases de cosas, categorías, géneros, especies. Las etiquetas son nombres abstractos o comunes, no son el nombre de una identidad concreta o particular. Normalmente tendemos a confundir dos clases de términos: términos abstractos y términos generales. No debería ser así. Un término abstracto corresponde con lo que hablando del lenguaje llamamos “nombre común”. Por ejemplo “cisne”. Vemos un cisne, un cisne concreto, vemos otro cisne y aprendemos lo que es un cisne. Este proceso de aprendizaje ¿cómo es? ¿Cómo pasamos de ver cisnes concretos a llamarlos con un término abstracto, un nombre común? Este proceso de aprendizaje se denomina “Abstracción”, Epagogé en griego. Consiste en que la misma forma, el mismo patrón que conforma el cisne como un cisne, la Forma del cisne, pasamos a tenerlo en mente, pasamos a controlarlo y por tanto a reconocerlo. Es una forma de reconocimiento de patrones. Los clásicos decían que poseemos la forma, la esencia, del cisne, de un modo alternativo a como esta forma “informa” o conforma el ser del cisne, pero aún así la poseemos. Le llamaron posesión “intencional” opuesto a la posesión real, que la tendría el objeto concreto que tiene esa forma, “intencional” quiere decir aquí “en la mente”. Es bastante complicado, pero en definitiva se puede reducir a un proceso de reconocimiento de patrones: somos capaces de reproducir, reconocer, el patrón que vimos una vez y eso es un aprendizaje, sea o no la posesión de una forma de modo intencional no real. Lo descubrieron los griegos y es el proceso por el que generamos nombres abstractos, comunes, etiquetas aplicables a varios individuos.
Comments