El 9 de Marzo casi 34 millones de españoles residentes en España y 1,2 millones más con presencia en el extranjero están convocados a ejercer su voto en las elecciones generales ¿Pero quiénes son esos electores potenciales que los partidos requiebran?
Esta es una radiografía demográfica del electorado español. Para comenzar diré que hay más electoras que electores simplemente porque hay más mujeres que hombres. Los porcentajes de ambos sexos están apretados con esa ligera ventaja femenina que reúne el 51,4 % de los sufragios. Hasta los 40 años los hombres suman más votos; después de esa edad, la supremacía de las mujeres va creciendo hacia los tramos altos de la pirámide electoral. Pero de mayor interés resulta la distribución por edades de los sufragios.
Los nuevos electores desde las elecciones del pasado mayo son tan sólo 325.000. Son los jóvenes que nacieron en 1990, cuando la natalidad estaba por los suelos. Los adultos-jóvenes (18-29 años) reúnen poco más de 6 millones de personas y un 18% de los sufragios. También corresponden a las generaciones disminuidas de los años de la fuerte caída de la natalidad (1977 -1997). El mayor número de votantes, más de 10 millones se situaría en las edades adultas-maduras que recogen una buena parte de las abultadas generaciones de la etapa del baby–boom. Y que haya tantos votantes potenciales mayores (7,5 millones y un 22%), es el resultado del imparable proceso de envejecimiento de la población española que tiene sobre todo voz de mujer.
Ya lo saben, por muchos jóvenes que nos pongan detrás de la tribuna de los líderes en los mítines y aunque sean el futuro de España, su capacidad de voto es más bien simbólica. Es más importante el sufragio de los mayores, aunque sólo una parte ejerza la influencia que tienen como grupo. Pero quien decide es el resto de los votantes: población adulta-joven y sobre todo adulta-madura que contabilizan el 60% de los sufragios.
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