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Volver a Casa

Written on February 6, 2008 by Rafael Puyol in Arts & Cultures & Societies

Rafael Puyol

Mapa_espana_politico

La arrolladora fuerza del fenómeno inmigratorio nos hace olvidar a veces que fuimos históricamente un territorio de emigrantes. Un País que repartió su gente por el Norte de África por las Américas y por los estados europeos, en todos los cuales llego a existir una colonia superior a 3 millones de personas.

Ya no somos una tierra de emigrantes. Hemos perdido la condición de ser la “España peregrina”, primero tras la crisis de comienzos de los 70 y después a partir de 1990 cuando el balance entre los que se van y los que vuelven se hizo favorable a estos últimos. En la actualidad, siguen saliendo más de 22.000 personas en su mayoría a Europa y secundariamente a América. Las corrientes ya no están integradas por obreros sin cualificación. Ahora, en una alta proporción, son trabajadores cualificados, estudiantes o cooperantes de iniciativas humanitarias internacionales.

La vuelta a casa ha traído en la última década a 320.000 personas que regresan sobre todo desde los principales destinos europeos y latinoamericanos que nos devuelven ahora  los principales contingentes de retornados .

Pero todo parece indicar que estamos en una fase final del retorno de antiguos inmigrantes. Para empezar no todos son jubilados. En los últimos años las personas de 55 años y más, solo suponen una cuarta parte de los que vuelven. La mayoría son trabajadores en edad activa con un volumen no despreciable de menores de 16 años.

Ciertamente las posibilidades del regreso de los viejos expatriados no se han agotado, pero las colonias se van reduciendo y su estructura cambiando. Queda un millón y medio de personas con nacionalidad española viviendo fuera, aunque 2/3 de ellos no son emigrantes, sino descendientes que han nacido en el país de acogida de sus padres o abuelos.

El eco de la gran salida al exterior se va apagando con la disminución progresiva de  sus protagonistas Lo que no debería desaparecer es el recuerdo y la gratitud  a quienes, con su éxodo,fueron un factor tan decisivo del desarrollo  español.

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